UNA ROYAL MUY ESPECIAL

Máxima es una de nuestras reinas consentidas y siempre ha sido exitosa. Ha vencido desafíos con su carisma, calidez, simpatía y, principalmente, inteligencia.

- ARCHIVO VANIDADES, SANDRA MENESES

"Trato de estar con mis hijas todo el tiempo y hacer mi trabajo lo mejor posible junto a mi marido".

La joven porteña que conquistó al príncipe heredero de Holanda derramó unas lágrimas el día de su boda, el 2 de febrero de 2002. Su padre no estaba allí, se le negó el permiso para asistir porque fue parte del gabinete del dictador Videla en la Argentina de los años 70 y 80. Periodistas holandeses dicen que ese gesto de Máxima conmovió a sus nuevos compatriotas, ya alentados por la espontaneidad y la sonrisa de la argentina desde que fue presentada como prometida de Guillermo en 2001. “Todos sabemos los males que causó el régimen militar y, como argentina, tengo mucha tristeza por ello”, declaró tras su compromiso. Como sus compatriotas, Guillermo quedó encantado cuando una amiga de ella ‘con conexiones aristocráticas’, los presentó durante la feria de abril en Sevilla, España, en 1999, según la BBC. La Vanguardia afirma que Máxima admitió, durante la petición de mano, que Guillermo le pareció “un poco bobo en ese momento”, pero después coincidieron en Nueva York y ella se enamoró. “El príncipe quedó encantado y la fue cautivando con insistencia, llamándola y enviándole regalos. Amaba su espontaneidad. Para un holandés, era una latina fresca, divertida y, encima, plebeya... una rareza”, contó la biógrafa Soledad Ferrari a BBC Mundo.

El príncipe heredero Guillermo Alejandro y su esposa, la princesa Máxima Zorreguieta, en su boda el 2 de febrero de 2002.