Katana A La Alemana

Así como bajó del barco, el Toyota Supra llegó a nuestras manos para convertirnos en uno de los primeros medios del país en conocerlo. Un encuentro inicial que nos deja con una expectativa tremenda.

- Ernesto Roy Ocotla

La mañana pintaba ape-nas algunos rayos del sol en el horizonte y el termómetro empezaba su viaje ascendente cuando la madrina que traía el Toyota Supra llegó a las instalaciones del Centro Dinámico Pegaso.

Se trataba de una de las primeras unidades en llegar al país y esto suponía varios retos. El primero, y el más importante para este contacto, es que el auto no podría ser manejado al límite. Venía con el modo “Transporte” activado, con el que se reduce todo a las funciones básicas para el viaje transatlántico que le espera a todos los Supras que veremos en México.

El segundo, que tendría que esperar un buen tiempo para poder contarte de este encuentro tan esperado y que, aun con circunstancias limitadas, pintaba como una buena oportunidad de conocer más detalles del deportivo que Toyota produce amén de cierta tecnología compartida con BMW. Y desde ahí empezamos.

La unión hace la fuerza

El debate es enorme sobre si el Supra se ha alejado de su esencia ahora que es resultado de una colaboración. Y aun cuando el purista dentro de mí puede compartir un poco esta visión, hubo otra que me pegó más fuerte en la cara: de no ser trabajo