LA FABRICA DE SUENOS

Los hombres de la familia Penedo se han especializado en autos de ensueño, en especial en modelos de competencia previos a la Segunda Guerra Mundial. En equipo martillan, doblan, sueldan y fijan piezas para darle forma a modelos de colección, para el regocijo de sus clientes.

- Dani Heyne y roGeLio riVera naVa, DesDe buenos aires, arGentina

Jorge Penedo comenzó todo esto. Desde una edad temprana se sintió atraído por aquellos autos viejos que estaban de moda antes de la última gran guerra, así que todos los clásicos en este taller son de los primeros 40 años del siglo pasado. “Estos enormes y majestuosos automóviles tienen mucho estilo y fuerza”, comenta Jorge, mientras apunta hacia un chasís de 1924 que, en estricto sentido, solo son dos largueros de acero curvados, que podrían formar un pequeño puente. Estos están —o mejor dicho, estuvieron— conectados entre sí en varios puntos. Unos elementos del bastidor que parecían formados en frío y que desentonaban con la estructura ya han sido reparados. “¿No es una imagen poderosa?”, pregunta Jorge, mientras apunta hacia el grueso bastidor. “Luego, sobre esta base se colocará una bella carrocería”.

Jorge Penedo cumplió 77 años. Nadie puede creer su edad cuando golpea con el martillo para dar forma a uno de estos bastidores. Hasta ahora lleva la mitad de su vida trabajando con autos clásicos. Bellezas de antes de la guerra. Hace lo necesario para arrancar los motores y ponerlos a punto, corrige el sistema eléctrico, embellece la lámina exterior y hace todo lo posible para preservarlos, cuando otros artesanos del gremio se hubieran dado por vencidos. Para Jorge, que empieza a trabajar muy temprano, la frase “no camina”, queda fuera de su vocabulario. Cuando un auto entra a su taller, recibe el servicio de una fábrica de sueños.