El directivo estudió el día a día de las operaciones de la empresa y aplicó la tecnología para reducir las mermas y mejorar la eficiencia.
Hace poco más de tres años, Víctor Martínez dejó su escritorio, se puso botas y casco y se sumergió en el proceso de producción dia-rio de Grupo Industrial Saltillo. Ya llevaba 11 años en la empresa, en el área de Tecnologías de la Información, y su trabajo siempre había sido de oficina.
Pero todo cambió con la llegada de José Manuel Arana a la dirección del conglomerado dedicado a la producción de sartenes, cerámicas y piezas para autos. El nuevo ejecutivo le dio un giro al área de Tecnología e Información (TI).
“Él considera a la tecnología como un tema estratégico que puede generar ventajas competitivas al grupo. Entonces empezamos a cuestionarnos cuáles deberían ser los límites del área, si debía quedarse a nivel de oficina o si debía inmiscuirse en el piso de producción, entonces dominado por el área de manufactura y de mantenimiento”, cuenta Martínez.
La conclusión fue que el área de TI debía aportar más a todas las áreas del negocio. Arana abrió la puerta a la digitalización de Grupo Industrial Saltillo y su evolución hacia la industria 4.0. Martínez sería el encargado de materializar esta visión.
Planificar la revolución
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