UN LEGADO INTACTO

Dicen que lo que bien se aprende, no se olvida. Así lo demuestran las mujeres de la familia Espinosa Yglesias, quienes, encabezadas por la doctora Amparo, han cuidado, trabajado e impulsado el legado familiar que se caracteriza por el amor al arte y a los temas sociales.

- Jorge Alférez

Amparín y Amparo Serrano con Minnie West.

Para 1950, la familia Espinosa Yglesias ya resultaba bastante conocida, dada su importante incursión en el mundo del cine y el entretenimiento, en la banca y en los programas sociales y de filantropía. Más de 70 años después, el legado que Don Manuel Espinosa Yglesias dejó a su paso, sigue intacto gracias a la labor que hasta la fecha realiza su hija Amparo Espinosa Rugarcía y las generaciones que le han sucedido a ella.

En el pasado, y tras la muerte de su padre, a una corta edad, Don Manuel se hizo cargo de los negocios que él había empezado. De esta manera, comenzó su carrera en la industria del cine, pues para entonces contaban con un par de salas, las cuales, años más tarde, tendrían en todas partes. Asimismo, Espinosa Yglesias formó parte del consejo de administración del entonces Banco del Comercio, desempeñándose como consejero hasta llegar a ser director general. Pero eso no era lo único a lo que Don Manuel se dedicaba, pues gran parte de su tiempo y esfuerzos los destinaba a labores sociales y altruistas, un gusto que según su hija, siempre estuvo en la familia. De esta manera, en 1979 estableció la que sería la Fundación Amparo, y de la que se derivó la Fundación Espinosa Rugarcía (ESRU), y el Centro de Estudios Espinosa Yglesias. Sin duda alguna, el espíritu liberal que llevaba de la mano con el interés por las causas sociales y los derechos de las mujeres, lo llevaron a ser un gran referente en la lucha por una sociedad más incluyente y justa. Un ideal que a la fecha prevalece.