Vicente, en boca de todos

"NUNCA ME HE CONSIDERADO UN ÍDOLO; PREFIERO QUE SE ACUERDEN DE MÍ COMO UNA PERSONA DE CARNE Y HUESO"

Es el máximo representante de la música mexicana, dicta el clamor popular desde hace más de medio siglo. Pero detrás de esa imagen también se magnifica la del hombre de campo que, fiel a sus orígenes humildes, jamás ha renunciado a ayudar a quien lo necesita. Son sus hijos y colegas quienes ponderan la calidad humana de Vicente Fernández, quien alguna vez dijo que le gustaría que no lo recordaran como ídolo, sino como ser humano que se supo entregar con amor a sus semejantes. Nunca me he sentido como artista del otro mundo; siempre he creído que soy un hombre muy afortunado, porque el público me quiere como un amigo, un familiar o un ser amado. Sin embargo, nunca me he considerado un ídolo y no quiero pensarlo; prefiero ser querido por la gente y no recordado por famoso. Que se acuerden de mí como una persona de carne y hueso.

Papá.

Es difícil expresar con palabras el amor y la gratitud al hombre que me ha dado todo.

Me dio la vida, fruto de su amor con mi madre, con quien formó una familia increíble.

Me enseñó a amar, trabajar y respetar, y me dio la libertad para elegir mi propio camino.

Me apoyó cuando lo necesitaba; me regañó cuando también lo necesitaba.

Me enseñó que los pilares de nuestra vida son el amor y la familia, y que necesitamos salud para disfrutarlos.

Me transmitió ese profundo amor a México, el orgullo de nuestras tradiciones y, por supuesto, el amor a la música mexicana.

Me enseñó esa pasión por los escenarios y el público, y también me enseñó con su ejemplo que esta carrera es de trabajo duro, pasión y entrega.