Melómano Al Volante

Edgar Wright hecho película

- Vera Anderson/ Enviada A Londres

Era sólo cuestión de tiempo para que este director hiciera algo como Baby Driver. En su adolescencia, mientras fusionaba géneros como todo un aspirante a director, vio una película neo-noir de Walter Hill llamada The Driver (1978) –filme que también influyó a Quentin Tarantino, Michael Mann y Nicolas Winding Refn–, por lo que era casi inevitable que eventualmente filmara un largometraje sobre un conductor. Pero es el nivel de expresión de sí mismo en ella lo que sobresale: aderezándola con su twist de violencia operística y amor adolescente, tanto a la persecución clásica como a la mú- sica, el cineasta no le teme a proyectarse en sus obras. Él es sus películas y sus películas son él.

Cuando nos reunimos con el director para hablar sobre Baby Driver, casi puede sentirse el ritmo de una canción al verlo entrar al salón.

Obviamente, la música es el hilo conductor de la película, ¿de qué parte de ti viene eso?

No lo sé. Creo que he sido fan de la música más o menos desde que me empezaron a gustar las películas. En realidad, esas son mis dos pasiones y la idea de este filme siempre fue combinar dos cosas que amo, de ahí la realización de una película de acción que estuviera completamente guiada por la música. Creo que se lo debo a la colección de viniles de mis padres, porque empecé a escuchar música cuando tenía tres o cuatro años, de modo que siempre fue un sueño mío crear un largometraje como éste.

Y tu elección musical incluso para las escenas tranquilas… ¿de dónde viene?