Auroras boreales en Yukón, Canadá.
Es como si todo lo que conoces desapareciera de pronto. No hay edificios ni concreto ni luces ni ruido. No hay nada. O sí. Una blanquitud inmensa de aparien-cia infinita. Un día eres uno entre millones como si la ciudad fuera un cuadro puntillista. Pero aquí eres sólo uno. Un primer punto en un lienzo blanco en el que el suelo y el cielo parecen no distinguirse puesto en el caballete de un pintor que no sabe cómo comenzar su obra.
Por supuesto no hay señal de internet. Tampoco línea en el teléfono. Sólo hay nieve. Y ésta podría cubrirte por completo si quisiese, borrar el punto que eres para volver a su blanco impoluto. Pero, por alguna benévola razón, no lo hace. Al menos no hoy. Y entonces puedes seguir observando esa gigantesca nada a la que Yukón te enfrenta constantemente.
Arriba: Jason y sus perros. Abajo: vista desde West Dawson. Al centro: Jesse Cooke y el trineo de perros.
هذه القصة مأخوذة من طبعة Abril 2022 من Harper's Bazaar en Español.
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