Finalizamos este mes las peripecias del autor con los cochinos, ahora que estamos plenamente inmersos en las mejores semanas para las esperas estivales. Unas páginas en las que nos relata su salida venatoria para hacerse con uno de esos grandes jabalíes que completan su excepcional colección de espectaculares trofeos logrados en esta modalidad cinegética.
La mejor manera de averiguarlo era intentar comprobarlo la madrugada siguiente. Aquel día decidí adelantar aún un cuarto de hora más el despertador, para ir sobre seguro, y lo puse a las cinco. Había sido luna nueva tres días antes y no se vería hasta que no comenzase a amanecer, pero me tranquilizaba llegar con tiempo y que cuando llegasen los cochinos estuviese la zona tranquila... y yo preparado convenientemente. La primavera seguía obsequiosa, y la tarde anterior había caído una buena mareíta. La hierba estaba chorreando agua, no sé si de algún otro chubasco nocturno o del rocío provocado por la lluvia de la tarde anterior.
هذه القصة مأخوذة من طبعة Agosto 2019 من Caza Mayor.
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