Aqui Mando Yo

LOS ATRIBUTOS DEL PODER, SUS ACCESORIOS, SE RECONOCEN MUCHO ANTES QUE SU EJERCICIO. HAY OBJETOS QUE, MERECIDA O INMERECIDAMENTE, EMPODERAN.

- Marc Giro

CAPAS Y CORONAS

No es hasta que Isabel II, interpretada en The Crown por Claire Foy (en la vida real, Isabel II se interpreta constantemente a sí misma con bastante éxito, por cierto), se corona en un gesto íntimo, lejos de la mirada de los demás, que el personaje adquiere conciencia de su poder, de su destino. Esa Isabel deja de ser lo que fue, una mujer, para ser otra, una reina, en el instante en el que el frío oro de la corona toca su sien por primera vez.

Así mismo, y siguiendo en el plano de la fantasía (¿qué es si no la monarquía si no una auténtica fantasía?), el atolondrado Clark Kent se convierte en Superman gracias a cubrirse con la capa (bueno, vale, y gracias al slip rojo también) que le convierte en superhéroe no tanto para los demás, sino, como Isabel, y sobre todo, para sí mismo.

VOTO DE AUSTERIDAD

Aunque la mayoría de las veces, como vemos, el poder necesita representarse a través del lujo, de la pompa y de la circunstancia, otras muchas prefiere la ausencia aparente o pretendida de todo aditamento. El noble que cubierto de brocado compite con el universo a través de la preciosidad de sus joyas y se impone al resto gracias al brillo de las crines de su cuadra, queda, ay, desarmado al cruzarse con el anacoreta haraposo, el monje descalzo o las vestales más puras, que han renunciado a todo ápice de ringorrango y van solo armados con el convencimiento, la sabiduría o el fanatismo y locura de sus ideas.

LAS PLUMAS