Natalie Portman

LA ACTRIZ E IMAGEN DE DIOR PARFUM PERTENECE EN REALIDAD A LA FAMILIA DE LOS DISCRETOS CONTRARIOS. POCO INCLINADA A PONERSE EN PRIMERA FILA DE LA ACTUALIDAD, A VECES, COMO ESTA MAÑANA EN LOS ÁNGELES, DA LA CARA POR LOS COMBATES POR LOS QUE LE MERECE LA PENA LUCHAR.

- Fabrice Gaignault

Natalie Portman es conocida por decir lo que piensa y decirlo bien. Quizá recuerden su intervención al inicio del movimiento #MeToo cuando describió la condición de las mujeres con sinceridad y pertinencia. Casada con el coreógrafo francés Benjamin Millepied, con el que tiene un hijo y una hija, Aleph y Amalia, la actriz israelí-norteamericana es una apasionada de la literatura, una liberal convencida (para los americanos, de izquierdas), preocupada por la suerte de las minorías tanto como del futuro de nuestro planeta. Inquieta por naturaleza, y con mucho pudor a la hora de mostrar sus sentimientos, Natalie Portman afronta con prudencia su trabajo de actriz. Y también es una rara avis profesional en comparación con la media en vigor en el actual showbusiness de Hollywood. Pero una vez en confianza resulta bastante locuaz. Esta mañana, en Los Ángeles, en una gran mansión de cemento y cristal, la imagen de Dior Parfum está concentrada y llena de energía. La actriz, a la que pronto podremos descubrir en la gran pantalla como estrella del rock en Vox Lux, recuerda sus inicios y los consejos de su madre, y se muestra tal y como es en la actualidad: delicada y discreta.

¿Qué tipo de papeles te interesan más?

Mis deseos están en constante evolución. En este momento, son los papeles más opuestos a lo que soy. Acabo de interpretar a una estrella del pop y a una astronauta (en Lucy in the sky), dos trabajos que formaron parte de mis sueños cuando tenía 12 años, pero que están muy alejados de mis preocupaciones actuales (risas). Como a todas las niñas, me encantaba cantar y bailar las canciones de Madonna.

Cuando eras niña, ¿te fascinaba tanto el espacio?