Fracaso y éxito

El éxito no puede existir sin tener el fracaso como contraparte, por eso hay que entender uno para poder alcanzar el otro.

- Por Rebeca Muñoz Cornejo. Ilustración Patricio Betteo

Vivimos en un mundo dual y entenderlo así es la mitad del camino para asumir nuestro papel en él. Por ejemplo, si solo tuviéramos salud, sería imposible entender la enfermedad y valorar el estar sanos. Estas dualidades nos hacen más fuertes y cada extremo nos demanda aprendizajes, habilidades, experiencias y, sobre todo, crecimiento.

Hay dualidades que, además, coexisten, como el éxito y fracaso, es decir, NO puede existir un extremo sin el otro. Por eso, debemos aprender a administrar uno de los más grandes miedos que tenemos como especie humana, demostrado por estudios científicos: el miedo al fracaso.

A todos nos toca buscar nuestro propio bienestar –déjame lo separo, el bien-estar– pero parece que ahí, justo arriba, está la nube del “¿y si esto no es para siempre, y se acaba, y si ya no me quiere, y si pierdo el trabajo, y si me pasa algo…?”.

El fracaso es algo común, muchas veces lo hemos experimentado en el amor, el trabajo, la familia, los planes a futuro… es normal fracasar, no tanto tenerle miedo al fracaso porque estás, casi voluntariamente, metiéndole freno de mano a tus planes. Si eres de los que le avisa a la gente que igual no te salen las cosas para no decepcionarlos; si a punto de lograr algo increíble sientes más bien náuseas y dolor de cabeza; si te distraes con lo que sea con tal de no acabar algo que quieres, ¡sorpresa!, te da miedo el fracaso.

¿POR QUÉ NOS DA MIEDO FRACASAR?