Becoming Jonah

Al principio fue divertido por asociación, pero Jonah Hill ha demostrado que hay mucho más debajo de esos rizos y el sobrepeso que lo cohibía y lo ponía en línea directa con el encasillamiento. Como sea, aprendió a buscar proyectos que lo desafiaran hasta saber lo necesario para convertirse en el artista que siempre quiso ser.

- Manuel Meza

Hace cuatro años, en su primera entrevista con el periodista –ahora caído en desgracia– Charlie Rose, Jonah Hill sudaba copiosamente ante las articuladas preguntas del entrevistador, visiblemente nervioso de que alguien del estatus que aún mantenía Rose en la cadena CBS, mostrara interés y deferencia para con alguien que inició su carrera haciendo bromas escatológicas en comedias que lo convirtieron en un sustituto en papeles para los que su amigo Seth Rogen ya estaba o demasiado viejo o demasiado delgado.

Los poco más de 20 minutos que duró la entrevista en la que hablaba de Donnie Azoff, su personaje en The Wolf of Wall Street (Scorsese, 2014), donde hacía perfecta réplica al comportamiento frenético del Jordan Belfort interpretado por Leonardo DiCaprio (ambos fueron nominados al premio Oscar), terminan cuando Charlie le agradece su presencia y él respira aliviado y preguntando en voz alta si lo había hecho bien.

Lo más curioso es que Jonah Hill Feldstein (Los Ángeles, 1983) ya había sido nominado un par de años antes por hacer mancuerna con otra megaestrella de Hollywood (Brad Pitt) y su carrera había empezado a despegar hacia derroteros muy lejanos a aquellos días de estudiante en Nueva York, donde actuaba en sus propias obras de teatro porque –según él mismo reconoce– era pésimo para tratar con actores.