Las Inquietantes Cartas Del 'Hijo De Sam'

David Berkowitz Aterrorizó a Nueva York Con Sus Asesinatos, Burlándose De La Policía en Notas Que Dejaba en La Escena Del Crimen.

David Berkowitz permaneció inmóvil en el callejón, empuñando su cuchillo. Era la Nochebuena de 1975 y estaba decidido a matar. Vio a una chica patinando en la pista de hielo, riendo con sus amigos y probablemente preguntándose qué regalos de Navidad la esperarían a la mañana siguiente. A Berkowitz no le importaba la inocencia de esa joven de 14 años; todo lo que veía era una víctima potencial. Durante décadas había tenido una rabia en su interior que estaba a punto de abrirse paso, a través del silencioso entorno, para revelarse al mundo.

Cuando la joven terminó de patinar, se despidió de sus amigos y comenzó a caminar a casa. Por fin había llegado el momento para el asesino. Rápidamente salió de las sombras y agarró a la muchacha antes de hundir el cuchillo en su costado. Ella gritó y luchó para liberarse. Berkowitz la sujetó con fuerza y trató de apuñalarla de nuevo para paralizarla. Pero no le iba a ser fácil: el grueso abrigo de invierno de la chica se resistió a la afilada hoja, y ella finalmente escapó. Su atacante se quedó inmóvil en el callejón, lleno de ira y pesadumbre. Este encuentro había sido demasiado físico para su gusto; la próxima vez lo haría más sencillo: utilizaría una pistola. Aunque la joven logró huir, había nacido un asesino en serie.