Mitos sobre los videojuegos

Casi la mitad de la población juega de forma habitual, sobre todo hombres jóvenes y adolescentes. Los títulos violentos y de acción son los más populares, pero ¿sabemos cómo nos afectan? ¿Es cierto que, de tanto dar tiros en la pantalla, nos volvemos más agresivos? ¿Nos quitan el sueño? Si es así, ¿por qué mecanismos lo consiguen? La ciencia nos da algunas respuestas.

- Por Pablo José Barrecheguren. Fotos por Getty Images

EN MÉXICO hay 30 millones de jugadores en plataforma PC, 32 millones en dispositivos móviles y tres millones en consolas, según cifras de la firma LAI Global Game Services.

Se enfrascó tanto en la lectura que se pasaba las noches leyendo de claro en claro y los días de turbio en turbio. Del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que perdió el juicio”. Quizá sea en parte culpa del Quijote, pero está bastante asentada en el ideario colectivo la creencia de que es posible consumir un producto cultural hasta el punto de perder la cabeza. Eso sí, hoy por hoy, la preocupación no es pasar demasiado tiempo leyendo libros de caballería o ni siquiera viendo series, sino jugando videojuegos.

Tiene cierta lógica que estén en el centro de muchas polémicas, ya que es un elemento mucho más importante en nuestra sociedad de lo que puede parecer a simple vista. Para empezar, es la industria del entretenimiento más grande del planeta, que supera ya en muchos países a la suma económica de toda la industria audiovisual y la musical juntas. Mucha gente juega algún título –aunque los datos oscilan según el país y la franja de edad, en líneas generales, más de la mitad de la población lo hace un mínimo de dos o tres veces por semana–. Así, con gran parte de la gente jugando habitualmente, la situación parece preocupante, sobre todo cuando leemos afirmaciones como que nos vuelven violentos, dificultan el sueño, potencian estereotipos tóxicos... pero ¿qué dicen los datos científicos al respecto?

Violencia virtual y real