No recuerdo una época en la que no fuera una zorra. Y con eso me refiero a una amante del sexo sin poligamia y en búsqueda constante del placer. La mayor parte de mi vida adulta ha transcurrido en chats de apps, citas y ligues como pasatiempos. Me gustaba no presionar demasiado para que todo fuera perfecto y asombroso, y siempre fui deliberada en mis elecciones sexuales. Me sentía muy libre. Hasta que la pandemia trajo un rápido cambio de ritmo.
Vivir con una depresión crónica grave, en especial durante una emergencia mundial, me impidió dar prioridad al sexo. Tenía un suministro de energía superfinito y poca motivación, por lo que realizar todos los pasos que conducen al sexo me suponía mucho esfuerzo. Las aplicaciones me agotaban, tener citas, ir a bares y, en general, conocer a gente con quien acostarme se hizo mucho más difícil. Me vi obligada a ser selectiva y mi nivel de exigencia se disparó: "¿Vale la pena ponerse medias y ligueros?". La mayoría de mis encuentros sexuales no me volvían loca, así que la intimidad física, en cierto modo, se convirtió en algo de lo cual desprenderse en aquel momento. Desde entonces, he estado soltera y sin sexo.
هذه القصة مأخوذة من طبعة Septiembre 2023 من Cosmopolitan México.
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