Una diosa empoderada

Por la sabia utilización de sus habilidades y las muestras de una voluntad férrea, la deidad egipcia es una de las mayores inspiraciones femeninas de la mitología

En El oráculo de las diosas, Silvia Selowsky destaca a las deidades femeninas de distintas civilizaciones que representan “totalidad, creación, poder, dominio e intensa vitalidad”, inspirando lo que hoy en día viene siendo el empoderamiento de la mujer. La escritora chilena nombra entre esas divinidades a Freya, Pachamama, Hilandera, Oyá, Coatlicue, Amaterasu y, particularmente, a Isis, por ser una de las máximas representaciones de la gran diosa madre desde la Antigüedad.

Adorada originalmente en el viejo Egipto y luego en el mundo grecorromano, al grado de erigirse infinidad de templos en su honor, Isis es protagonista de los mejores relatos de la mitología egipcia. Para empezar, era toda una celebridad: hija de Geb, dios de la tierra, y de Nut, diosa de los cielos, así como hermana y reina consorte de Osiris, dios y rey egipcio, con quien procreó a Horus, también deidad y futuro monarca. Además, el significado de su nombre, “trono”, marcaba su propio destino y el de su familia: reinar.

Un plan siniestro

Cuenta la leyenda que, enamorado de Isis, Osiris contrajo nupcias con ella a pesar de sus lazos san-guíneos, de acuerdo con lo que vendrían siendo “usos y costumbres mitológicos”. Durante su reinado, con el valioso apoyo de su cónyuge, el monarca enseñó al entonces salvaje pueblo egipcio todo lo que lo convirtió en una gran civilización (agricultura, leyes, religión, etc.). Sin embargo, su éxito como gobernante provocó la envidia de su hermano Seth, quien urdió una conspiración para aniquilar al soberano y usurpar su poder.