Retomar El Origen

La filial premium estadounidense deja atrás las siglas y retoma los nombres grandilocuentes para reposicionarse como una firma elitista.

- Gilberto Samperio

Aunque por fuera y por debajo no cam-bia mucho –continúa siendo una MKX–, esta SUV de tamaño mediano pretende renacer la vieja gloria de los apelativos rimbombantes que tanta época crearon en su mejor momento comercial.

De hecho, la apariencia exterior apenas cambia –salvo la obviedad de anagramas–, con una parrilla más cercana a lo exhibido por el renacido Continental, así como sus finas nervaduras en puntos clave como el cofre y algunos cosméticos menores como los rines, cuyo diseño de hélice de turbina le sientan muy bien en lo visual. El frontal recibe nuevos grupos ópticos, mientras el costado como la zaga apenas presumen modificaciones.

Al interior las cosas tampoco sorprenden. Los terminados tienden a ser adustos, casi austeros si los comparamos con los apreciados en otros Lincoln recientes; quizás el tono gris de sus vestiduras de piel fina no ayuda en la percepción de calidad esperada de un producto premium. A descargo, los terminados son muy buenos en lo general, un tanto sobrios, de calidad consistente, sin mayor observación.

Mucho cristal. Los panorámicos siguen gozando de la preferencia como elemento de máximo lujo. Y las ventajas de disfrute son innegables e imprescindibles en autos premium como los de Lincoln.

Respecto al tablero las cosas siguen casi igual; bajo la cúpula ahora todo es digital, nada analógico, circunstancia esperada si observamos las tendencias de simplificación y versatilidad técnica que presumen las compañías de esta orientación lujosa.

UNA FIGURA YA CONOCIDA QUE PRESUME NUEVO NOMBRE Y TRANSMISIÓN MÁS MODERNA.