El Vuelo De Soria

El escultor mexicano Maurcio Soria nos cuenta su forma de transmitir ideas y sentimientos a través de trazos largos, sencillos y de colores.

Proyectar emociones; dar forma a un pensamiento y rostro a una idea... Ese es el trabajo de Mauricio Soria desde que decidió adentrarse de lleno en el mundo de la escultura. Hoy transforma las resinas en espectaculares y modernas esculturas que hablan más de lo que cualquier palabra pudiera decir.

Soria ha descubierto en esta disciplina su poder de creación, interpretación y reinvención personal. Y aunque tan solo han transcurrido tres años desde que empezó a dedicarse en su totalidad a la escultura, hoy el artista maneja con igual soltura tanto los volúmenes pequeños como los monumentales. Pero si se trata de elegir, él siempre prefiere trabajar una medida estándar de un metro, y gran variedad de técnicas.

¿Y las formas? No son problema alguno, pues su versatilidad le ha llevado a desarrollar una obra que consta de flores, animales, siluetas femeninas y más formas que le permiten explorar, aprender y crear constantemente cosas nuevas. También explora con conceptos abstractos, que incluso le exigen documentarse sobre los temas.

Todo empieza en papel y lápiz, con un boceto. Después la imaginación se abre paso para reinterpretar las ideas. Trazar, borrar, cambiar, corregir y, quizás, volver a empezar hasta lograr los volúmenes y tamaños deseados. Luego, se crea una estructura de alambrón, delgado o grueso, dependiendo del volumen que tendrá la pieza y del material que se utilizará. Después se rellena con espuma, arcilla, plastilina o papel para dar el volumen deseado.

“Más tarde viene el proceso más importante: plasmar los detalles, la creatividad, la intensidad, los rasgos de la pieza... Todo con plastilina. Aquí es donde uno proyecta lo que siente, lo que piensa”.