La Batalla Contra La Resistencia Bacteriana

La resistencia antimicrobiana pone en jaque la producción de alimentos. Los agroindustriales, las empresas farmacéuticas y los organismos globales ya emprendieron una estrategia integral contra este fenómeno cuyos efectos en la disponibilidad de alimentos podrían desencadenar una crisis similar a la financiera de 2008.

- Gilberto Aquino

A fines de 2018, JBS, uno de los mayores procesadores de proteína animal de Estados Unidos tuvo que retirar del mercado 5,443 toneladas de carne de res debido a un brote multiestatal de infecciones por salmonela vinculado con este producto. Las investigaciones realizadas por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedad, autoridades estatales y el Servicio de Inocuidad e Inspección de los Alimentos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, llevaron a un solo lugar: la planta de Tolleson, en Arizona, una de los nueve complejos de donde JBS procesa carne de res en el país vecino.

El brote derivó en 400 casos de personas con salmonela en 30 estados, entre agosto de 2018 y febrero de 2019, pues mucho del producto infectado fue almacenado por los consumidores o se continuó vendiendo en tiendas minoristas. Para la compañía de origen brasileño, el impacto fue notorio en sus finanzas, pues entre octubre de 2018 y marzo de 2019 la compañía anotó una baja en sus ingresos por el orden de 131.4 millones de dólares, de acuerdo con los reportes trimestrales de ambos periodos, sólo en su división de procesamiento de carne de res.

La salmonelosis es considerada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) una de las enfermedades transmitidas por los alimentos que con más frecuencia se notifican en el mundo (la salmonela es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud –OMS–), y también presenta resistencia antimicrobiana (AMR por sus siglas en inglés) o farmacorresistencia.