Ángeles Mastretta

Le gusta hurgar en el pasado para contar historias, pero no por eso piensa que tiempos remotos fueron mejores y, con 63 años, vive la vida como nunca: “No me quise esperar a escribir mi biografía hasta los 80”, dice, al hablar de su más reciente libro.

- Gabriella Morales-Casas

Cuando Ángeles llegó a la Ciudad de México a estudiar en la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, a los 19 años de edad, no sabía aún que se convertiría en la escritora mexicana consentida de generaciones y generaciones femeninas. En aquellos años, la poblana estaba decidida a convertirse en periodista, profesión que ejerció durante muchos años; pero la ficción la fue llamando hasta que a los 30 años escribió su primera novela, “y ahora la veo y digo: ‘Ay, qué chistosa la niña que inventó esto’”.

Mastretta se dice una “evocadora natural”, desde entonces ya hurgaba en su infancia y en el pasado de su familia, en las vidas de los demás, “como si hubiera vivido mucho, como si tuviera mucho que contar, era una niña, ahora que lo pienso”.

De su exitoso bestseller Arráncame la vida a La emoción de las cosas, su reciente libro, una biografía contada en primera persona, Ángeles no solo ve a una mujer distinta sino a una escritora totalmente diferente: “Leo a los personajes y siento que los creó alguien más, es curioso, porque mi perspectiva de la vida es como cuando tienes una mesa y la miras desde diferentes ángulos, pero sigue siendo la misma mesa; así es un poco la vida a mi edad”.

LA MIRADA FEMENINA