Una estrella de carne y hueso

LA ESTRICTA DISCIPLINA MATERNA HIZO DE VICTORIA RUFFO UNA PERSONA QUE APRENDIÓ A DISFRUTAR Y PADECER LA VIDA COMO CUALQUIER MORTAL

Cuando Victoria Ruffo protagonizó La fiera, telenovela que en 1983 la convirtió en estrella del género, perdió el piso por primera y única ocasión. “Tenía 20 años, fue mi primer protagónico y tuvo un éxito maravilloso: me sentía Juan Camaney. Entonces, Guillermo Capetillo y yo no nos podíamos parar en una esquina, porque a los cinco minutos ya estaba llena de gente, con mucho cariño, para darles el autógrafo. Eso te desbalanceaba y una se creía la dueña del mundo, que todo te lo mereces, que como tú no hay otra... Pero siempre he tenido muy cerca de mí a mi madre y ella me ha ubicado; me decía: 'Es válido que te subas al ladrillo, pero con un pie arriba y el otro abajo'. Por eso, en casa me remarcaba: 'Afuera serás La fiera, pero aquí debes tender tu cama. Hoy te toca lavar los trastes, porque tus hermanas ya trapearon'. En mi casa estaba Victoria Eugenia, que es como me dice mi mamá cuando se enoja”. A la larga, eso permitió a La Queen mantener conciencia de ser un mortal como cualquier otro, y en diferentes momentos de su vida reveló públicamente aspectos que se lo recordaban.

SU NOMBRE ARTÍSTICO, UN HOMENAJE A SU ABUELO