Transición energética De la emergencia climática al negocio especulativo

La crisis energética y la emergencia climática precisan de medidas urgentes, pero su implantación no se puede dejar al albur del libre mercado. La falta de planificación y control de las administraciones está posibilitando una avalancha de proyectos de grandes dimensiones con una fuerte oposición social.

Carmen Duce Díaz, Cristóbal López Pazo, Daniel López Marijuan, Rodrigo Irurzun Martín de Aguilera y Soledad Montero Linares Área de Energía de Ecologistas en Acción

AI calor de la emergencia climática, la crisis energética, y la bajada continuada de costes de las energías renovables, asistimos a una verdadera avalancha de proyectos, sobre todo eólicos y fotovoltaicos, que están encontrando una fuerte oposición social en los territorios. Pese a la necesidad de avanzar de forma rápida hacia un modelo energético 100% renovable, son muchas las voces que critican el modelo que se está siguiendo. Los argumentos suelen centrarse en la falta de planificación por parte de las administraciones públicas, que debería comenzar por la ordenación del territorio, y de medidas que contrarresten la hegemonía del capital privado en el desarrollo de estas tecnologías, favoreciendo o al menos posibilitando la generación de pequeños proyectos locales y/o comunitarios.

Es crucial evitar la demonización de las energías renovables derivada, en algunos casos, de una pésima implantación. Sin un control de las administraciones, sin posibilidades reales de participación ciudadana, sin planificación de las inversiones y sin el cuidado de los aspectos sociales, económicos o ambientales, se corre el riesgo de poner en contra de la necesaria transición energética a amplios sectores de la población. La situación se ha agravado tanto que los propios promotores de los macroparques han pedido que en la próxima subasta de renovables haya un cupo para pequeños proyectos comunitarios para cuidar la imagen de estas tecnologías.