Historias para niños adultos

De niños todos queríamos ser adultos. Ahora que somos adultos, pagaríamos dinero para volver a ser niños. Se suman responsabilidades, kilos y un montón de cosas superfluas, pero ahí dentro, en algún rincón, queda ese pequeño que fuimos. El cine es una gran oportunidad para acordarnos de él de vez en cuando.

- Por Luis Gamboa

No es ningún secreto que el cine tiene la capacidad para regresarnos a tiempos pasados, para conseguir que escarbemos dentro de nosotros y encontremos el niño que todos tenemos dentro. Por poner un ejemplo reciente, cualquiera que vea Lady Bird, tenga la edad que tenga, venga de donde venga, se puede sentir una jovencita de 17. Es increíble que las buenas historias nos hagan identificarnos con otras edades, con juegos pasados, sentimientos universales o profundamente íntimos. Dicen que el síndrome de Peter Pan es un mal de nuestros tiempos, pero, ¿qué tiene de malo sentirnos niños durante dos horas? Hay películas que lo logran de manera inmediata y vívida. A continuación enumeramos diez experiencias regresivas que nos marcaron y que nos hicieron revivir aquel momento de imaginación e ilusión desmedida que todavía guarda nuestro niño interior. 

Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986)