Mi experiencia comenzó en el área de calentamiento, afuera de la doma de exhibición en una competencia de caballos. De modo frecuente puedes hallarte en esta zona con un jinete que fue a los Juegos Olímpicos, en este caso, con un hombre más joven que tú. Mi ‘cachorro’ medía 1.93, atractivo, de modales impecables y de una familia extremadamente adinerada proveniente de Asia. Además tenía 21 años.
Esa noche fui a cenar con unos amigos, y decidió llegar al restaurante. Nos envió una botella de espumoso y cuando se acercó a nuestra mesa a saludar, hice una broma respecto a cómo envió un Prosecco en vez de champaña. Más tarde, de vuelta en la Ciudad de Nueva York, descubrí que contactó a mi entrenadora, en estado de ebriedad, preguntando: “¿Está en la ciudad? ¡Proporcióname su número!”. Ella jamás lo haría. Finalmente, le dije: “Dale mi número”.
Diese Geschichte stammt aus der Octubre 2019-Ausgabe von Harper's Bazaar en Español.
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