Terruño antiguo, nueva raíces

El espectacular Valle de Okanagan, en Canadá, emerge como un diverso y emocionante destino vinícola.

- Joanne Sasvari

El Valle de Okanagan es hogar de un paisaje de colinas ondulantes, acantilados rocosos y lagos. Esta es la vista que mira hacia la bodega Painted Rock Estate y el lago Skaha. OPUESTA: el espectacular comedor en Home Block, el restaurante de CedarCreek Estate Winery.

SOLO 250 ESCÉNICOS KILÓMETROS van del límite al norte del Valle de Okanagan, en Columbia Británica, hasta su límite al sur, en la frontera con Estados Unidos, pero esa corta distancia comprende un mundo de vino. El norte, con sus colinas frescas y boscosas y sus ácidos rieslings, evoca a Alsacia o a la región del Mosel; en el sur se encuentra el único desierto de Canadá, donde el intenso calor del verano produce poderosos tintos estilo Bordeaux y blancos exuberantes estilo Rhône: “El hecho de que de norte a sur haya tantas áreas con tanto potencial para ciertas variedades de uvas… No creo que haya muchas regiones vinícolas como la nuestra en el mundo”, asegura Emily Walker, directora de vinos en Naramata Inn, a un costado del río, una propiedad antigua recientemente restaurada que se ha convertido en el centro de actividad se los amantes de la comida y el vino en la región.