YOGA ¿SABES RESPIRAR?

Como profesor de yoga, he oído muchas veces decir «es que yo no sé respirar» y mi respuesta es siempre la misma: «De primeras, respiras tal como debes». Entonces añado la siguiente reflexión: «¿Te plantearías la idea de que un bebé respirase mal por no habérsele enseñado?» o «¿Puedes hacerte a la idea de que algún animal del planeta no sepa respirar?».

La respiración es un acto tan natural como fasci-nante que suele pasar silenciosamente desapercibido entre nuestros quehaceres cotidianos, pero del que depende la calidad de nuestras vidas.

Comprender la anatomía y fisiología de nuestro organismo debería ser la base de estudio para profundizar en el camino de autoconocimiento.

¿Cómo somos? y ¿cómo funcionamos? son cuestiones que quizás aprendimos en su momento, pero con el tiempo solemos ir olvidando. Por cierto, respirar ni se aprende ni se olvida; es innato.

¿Respirar por la nariz o la boca?

Aunque haya una doble entrada, es preferible respirar por la nariz. Las fosas nasales cumplen tres funciones protectoras del tejido pulmonar: regular la temperatura del aire inhalado, humedecerlo y filtrarlo (reteniendo las impurezas en suspensión). Por lo tanto, a ser posible debemos procurar inspirar (inhalar) por la nariz, siendo el conducto bucal una entrada de aire accesoria.

De todos modos, no hay que sacar importancia a su función secundaria. ¿Quién no ha tenido que respirar alguna vez por la boca en momentos de gran congestión nasal? De hecho, cuando hablamos rápido solemos respirar inconscientemente por la boca, ya que permite una veloz entrada de aire para evitar hacer pausas largas.