¿Puede una pastilla ser el fin del ejercicio?

Mientras los científicos trabajan para desarrollar un medicamento que pueda replicar los beneficios del esfuerzo físico intenso sin que tengas que sudar, la colaboradora de WH, Nicola Twilley, se dirigió a San Diego para ver el trabajo en progreso de uno de esos expertos, y para investigar si tu entrenamiento realmente puede ser reducido a la suma de sus partes..

- Por Nicola Twilley

El primer estudio cuantitativo y sistemático del ejercicio tuvo lugar a bordo de un autobús de Londres. En la década de 1940, un joven epidemiólogo llamado Jerry Morris estaba revisando las autopsias de un hospital de East End cuando notó un aumento alarmante en la frecuencia de los ataques cardiacos durante la primera mitad del siglo XX. Nadie tenía una explicación, pero Morris sospechaba que podría correlacionarse con ocupaciones sedentarias. Se dispuso a probar su teoría al monitorear la actividad de los conductores de autobuses, que pasaban el 90% de sus turnos sentados, y sus ayudantes, que subían y bajaban escaleras todo el día, antes de ver sus registros médicos. Morris se quedó atónito por lo que encontró: los conductores sedentarios tenían casi el doble de probabilidades que los ayudantes de morir de un ataque al corazón repentino. Esa fue la importancia de la investigación, al desde entonces vincular directamente la actividad física con la salud y la longevidad, lo que me llevó al Instituto Salk en San Diego. Si hubiera pasado por uno de los respiraderos del sótano, habría detectado un olor a amoniaco, un aroma que traicionaba a los habitantes de las dos mil jaulas en las habitaciones de abajo. Tiempo después, conocí a dos de ellos en persona: Ratón sedentario y Ratón Lance Armstrong.

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