¿Debería dejar propina extra? ¡Tengo tantas preguntas por contestar!
Había escuchado sobre los “orgasmos del pie”, pero me sonaban a algo que disfrutaban las personas con fetiches muy intensos. Nunca pensé que tendría uno, especialmente porque los pies, incluidos los míos, siempre me han dado un poco de asco, pero ese ya no es mi caso.
En 2015 tenía 29 años y estaba en Bali,​ surfeando y haciendo mi certificación para ser maestra de yoga. Cada mañana corría una milla desde la escuela de yoga –donde me hospedaba– hasta el mercado de la playa, donde compraba chocolate, papas, dulces y cualquier alimento con cafeína para mí y las otras chicas que no soportaban la dieta que el yoga nos había impuesto. Recorría la misma ruta, pasando frente a un letrero neón color verde que decía Pijat Refleksi Massage, enmarcado con imágenes de pies.
En mi última semana en Bali el letrero llamó mi atención poderosamente porque estaba agotada y tenía el cuerpo adolorido.
Entré, y después de pasar un jardín y lo que parecía un antiguo templo, encontré a un pequeño hombre anciano con una melena abundante de canas. Usaba unos shorts atléticos y una playera tipo polo que evidentemente no eran de su talla.
Diese Geschichte stammt aus der Julio 14 - 2019-Ausgabe von Cosmopolitan en Español - México.
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