Donald Gloves Sin Limites

Pertenece a esa generación de artistas afroamericanos que hablan de su cultura desde el cuestionamiento y la autocrítica. Su aliento multidisciplinario le permite actuar, escribir, dirigir, componer y ejecutar su propia música, además de contar con las agallas para abandonar un proyecto que ya no le entusiasma y aventurarse en territorios donde el riesgo es el motor de arranque.

- Manuel Meza

No sólo fue el científico que dio con el plan para salvar al personaje de Matt Damon en The Martian (Scott, 2015), también fue el elegido por Lena Dunham para cumplir con una cuota en Girls (2013), serie por la que fue acusada de racista por atreverse a contar la ensimismada vida de cuatro chicas blancas y malcriadas en el Nueva York que apenas recuerda el glamur de Carrie Bradshaw en Sex and the City (Starr, 1998-2004), a quien no recuerdo haber visto con una pareja de diferente raza a la suya.

Sandy —el personaje de Glover— era un afroamericano republicano que apareció sólo en dos episodios; el arco de su historia no pudo continuar por obligaciones contractuales del actor con la cadena NBC, pero si algo le quedó claro con esa experiencia con Dunham fue que quería hacer sus propios proyectos y no ser empleado de nadie. Desde antes, sus inquietudes como escritor, comediante, actor y músico se intercalaban e interconectaban.

Donald McKinley Glover nació hace 34 años en California, pero se crió en el seno de una familia de Testigos de Jehová que decidió mudarse a Atlanta para dar una mejor educación a sus hijos. Esos dos universos —no siempre armoniosos— resultaron definitivos para formar el carácter personal y artístico del también conocido como Childish Gambino en el mundo de la música, con dos álbumes de estudio que navegan entre el hip hop, el pop y el funk, evidenciando la influencia que tuvo Prince en su formación musical.