Amelia Boone - No Esta De Regreso, Simplemente Esta Corriendo Con Su Mirada Hacia Adelante

Los fanáticos la nombraron ‘La Reina del Dolor’, ‘La Michael Jordan de las Carreras de Obstáculos’. En una ocasión cargó un peso de 40 kilos durante 72 horas y se sentó en ríos congelados en pleno invierno. Arrasó con cuatro  campeonatos mundiales de carreras de obstáculos y alcanzó más de 50 podios en cinco años. Todo esto con un trabajo de tiempo completo como abogada, actualmente para Apple. Después fijó su mirada en ultrarunning.  Pero bajo ese exterior audaz, Amelia Boone ocultaba muchos miedos, y cuando la vida le dio un gran castigo físico, finalmente tuvo que enfren tarse al obstáculo que nunca pudo superar corriendo.

- Marissa Stephenson

I. Momentos difíciles

Estaba en una época complicada. De 2011 a 2016, era una fuerza dominante en las carreras de obstáculos. Suena presuntuoso pero estaba ganando, y muchos campeonatos [ver acotaciones A]. En toda mi carrera siempre he estado en el podio, y el enfoque siempre fue: “¿Cuál es la siguiente carrera que puedo conquistar?”. Para alguien externo, seguramente se veía como un mundo perfecto, pero internamente estaba teniendo muchos problemas. Me sentía ansiosa por expandirme en las carreras de obstáculos y hambrienta por encontrar nuevos retos.

Lo encontré en ultrarunning. En mi segundo ultra, la competencia Sean O’Brien 100K de 2016 en Malibú, California, aseguré una entrada para correr en Western States, el Super Bowl de los ultramaratones [B]. Estaba por los cielos. Y repentinamente caí.

No crecí siendo corredora, y nunca había llevado registro de mis kilómetros. No sabía cómo estructurar mi entrenamiento, así que vi lo que otros ultrarunners hacían, y pensé: “Eso también funcionará para mí”. No creí que estuviera corriendo de más, honestamente no entendí el concepto que necesitaba “descansar” de vez en cuando. Pensaba que los días de descanso eran para los débiles.

En un largo entrenamiento de abril de 2016, cuando comencé a descender, aparecieron unos dolores intensos en mis cuádriceps. Pensé que mi pierna se partiría a la mitad. Empecé a cojear y rogué porque fuera algo muscular. Cuando me desperté la mañana siguiente, mi pierna cedió, y caí contra el suelo.