La clave del equilibrio

El secreto para lograr tu mejor carrera no está en bajar de peso, sino en sentirse saludable y encontrar el balance en tu cuerpo, incluso si esto significa subir de peso.

Simplemente con asomarte a las primeras filas de cualquier carrera, podrás darte cuenta de que correr rápido muchas veces implica estar delgado y ligero. Si llevas a alguno de esos corredores a una báscula, probablemente estarán en el límite más bajo o incluso por debajo del que es considerado el peso ideal y de porcentaje de grasa de acuerdo a su talla. Observando esto, tiene mucho sentido pensar que menos kilos es igual a más récords. Un estudio publicado en Medicine & Science in Sports & Excercise demostró que cuando una persona corre con un chaleco con un peso equivalente al cinco por ciento de su cuerpo añadido, lo hace 2.7 por ciento más lento. Se estima que puedes bajar hasta 10 segundos por milla (1.6 km) por cada dos kilos menos. Para muchos, perder peso es algo que siempre está dentro de nuestros objetivos, ya sea para mejorar la salud, imagen o el rendimiento. Es en este punto en el que los beneficios se detienen o eliminan por completo. Si bien bajar tres kilos te vuelve más rápido, no significa que si bajas 10 te volverás aún más veloz. Maite Ambía Garrido, especialista en Nutrición del Deporte, afirma que, a pesar de que un bajo porcentaje de grasa corporal es una característica importante para un corredor, la búsqueda mal planeada de esto trae como consecuencia grandes riesgos para la salud a corto y largo plazo, entre ellos daño psicológico, lesiones, enfermedades (debido a la debilitación del sistema inmune) y pérdida considerable de la masa muscular, lo cual, finalmente, ocasiona menor resistencia y, por lo tanto, rendimiento afectado.