Psicología – Deporte – ¿Confianza lesionada?

Cuando se vive en el ámbito del ejercicio y el deporte, uno sabe que se coquetea constantemente con la posibilidad de una lesión, ya sea debido a accidentes relacionados con la actividad, descuidos o sobreentrenamiento.

- Por: Mtra. Nury M. Suemy Moguel, Psicóloga Deportiva. Ilustraciones: Guillo

Sin importar cuál sea el motivo, muchos deportistas concuerdan que lo que más duele de la lesión no es el cuerpo, sino la imposibilidad de continuar con la actividad. En el momento que la misma se presenta, las personas se ocupan inicialmente de darle atención. Se aplican compresas de hielo, consultan con un doctor y cuando ya nada funciona acuden a rehabilitación e incluso a una cirugía. Pero entonces, cuando el especialista recomienda tomar un descanso, el verdadero malestar inicia para el deportista: bastan un par de días sin ejercitarse o entrenar para que el individuo comience a tener síntomas similares a los de abstinencia: La persona siente la necesidad imperiosa de regresar a entrenar. Se experimenta cierta sensación de pesadez y cansancio debido a la baja en el ritmo de actividad, tristeza y malestar general al sentirse restringido o limitado de no poder hacer lo que más le apasiona, entre otros síntomas. Durante el proceso de recuperación, varios atletas llegan a minimizar la severidad de la lesión (por ejemplo, dicen que “no es para tanto” o que ya no les molesta) para seguir entrenando, en especial si se acerca una competencia. Este sentimiento de malestar puede llegar a ser tan intenso que la persona se resista a recibir tratamiento para su lesión o, si lo está recibiendo, lo abandone, lo cual solo agravará la situación. En este momento es importante que entrenadores y compañeros de equipo tomen un rol activo en la comprensión de la situación del individuo, y motiven a que se lleve un proceso de atención médica. Si el deportista se apegó correctamente a las instrucciones de su fisioterapeuta o médico, la lesión mejora pronto.

PERDIENDO CONDICIÓN