CON LÓGICA APLASTANTE

La cuarta generación del Superb se hace todavía más fuerte en los apartados en los que siempre se ha exhibido: espacio interior, maletero y confort de marcha.

DENTRO DE SU SEGMENTO, EL SKODA SUPERB siempre ha tenido un lugar destacado D entre mis berlinas favoritas por esa acertada combinación entre espacio, equipamiento y calidad. To do eso se mantiene en esta cuarta generación, junto con una gama mecánica en la que no faltan los motores diésel. En realidad, el elenco de motores es bastante amplio, aunque echo en falta más unidades ECO y PHEV en dicha oferta.

Sea como fuere, la berlina grande de Skoda ha crecido: mide ahora 4,91 metros de longitud (4,3 cm más) y eso tiene una consecuencia clara: llega a los 645 litros de maletero.

Por fuera, el Superb ha refinado sus líneas, con un frontal más sofisticado, que ha mejorado la aerodinámica. No son grandes cambios, pero se nota el trabajo de los diseñadores, que también han cambiado el dibujo de las llantas (de 16 a 19").

Un interior muy renovado

Por dentro, cambia bastante. Bueno, digamos que hay novedades importantes y cuestiones que se mantienen, como la amplitud en las plazas traseras, con unos asientos en los que te puedes casi estirar si lo deseas y que ofrecen una gran comodidad. La calidad también destaca, con materiales blandos y buenos ajustes. Por supuesto, el soberbio acabado Laurin & Klement pone la guinda en este apartado.