De camino a la playa

Sol, arena y mar: el trinomio perfecto para esta temporada del año, sobre todo si estás en México. Con la fotografía de RICARDO RAMOS y las palabras de KARINA GONZÁLEZ.

- KARINA GONZÁLEZ

Pensar en el verano es traer a la mente un descanso de nuestra juventud que ya difícilmente se alcanza en la agenda de la vida adulta, donde te das cuenta que el mundo sigue, aunque las vacaciones de los niños y jóvenes universitarios parezca indicar todo lo contrario. Puede parecer un cliché, pero ir al mar es una excusa atemporal para alejarse de todo y de todos, y acercarse a lo majestuoso de la naturaleza: el romper de las olas, la arena y su gentil textura, ver como se mete el sol bajo el mar y cómo algo tan cotidiano se convierte en algo digno de fascinación para nuestros ojos.

La relación de la playa con el verano significa un goce de calor y emociones, que no queremos que termine (y es que además, yo creo que a pocos les gusta la idea de ir a visitar un mar con el agua helada). Eso es algo que vemos de forma particularmente perceptible en los aromas. No por nada, más de una firma o creativo ha tratado de capturar el fulgor de Apolo a la orilla del mar, a través de distintas notas y fórmulas, algo de lo que te quiero hablar en esta edición, que viene de la mano de un pequeño especial de fragancias que presentamos en las siguientes páginas, pero no nos adelantemos tanto...

Pensemos por un momento en los aromas de la brisa del mar, de esa sensación salada que sientes cuando metes tu cuerpo a ese elemento. Tal vez, al salir podrás percibir con tu olfato algunas flores con un aroma cálido o frutas que muestren lo más bello de sí, durante esta estación del año. Se disfruta del verano con los sentidos, particularmente con el olfato y las papilas gustativas, con notas como la vainilla, el jengibre, la flor de hibiscus o la leche de coco, que son algunos de esos elementos que conforman los perfumes que encapsulan el sabor y el aroma estival en una botella.