En la piel de Cindy Crawford

Después de tres décadas de carrera sigue siendo uno de los rostros favoritos del mundo, lista para pasar la batuta a su hija Kaia. No es sólo una supermodelo, es un icono de la cultura pop.

- JESSICA MORENO

Nunca imaginarías que Cindy Crawford es el tipo de persona que se siente insegura en alguna parte, pero la su permodelo tiene una visión diferente de lo que es ir por la vida llena de confianza. “De repente estás en un lugar impresionante, como los Oscar, y te preguntas: ‘¿Cómo llegué aquí?’, y pretendes pertenecer al lugar hasta que eventualmente te sientes cómoda”, confesó la también empresaria de 56 años en un podcast con Laura Brown.

No es que Cindy sufra del síndrome del impostor después de todos estos años en la industria de la moda y el espectáculo, sino que para ella la timidez es la brújula que le indica que aún tiene los pies en la tierra, “le digo a mis hijos que todos nos sentimos así en algún punto y, si hay alguien que no, quizás es un imbécil. Si te topas con una persona que cree merecer un lugar de privilegio, es el tipo de gente con la que no quieres hablar”.

Cuando Crawford se mudó de Illinois a Nueva York en su adolescencia para perseguir una carrera en el modelaje (que aún ni siquiera se definía como profesión) no hubo cabida para el ego. “Mi generación no creció soñando con ser supermodelo, eso no era un trabajo que existiera”, asegura la mujer que renunció a una beca para estudiar una licenciatura de ingeniería química con tal de seguir su sueño, por lo que la fama y fortuna que vendrían con el trabajo era algo que no imaginaba.

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