Manos De La Tierra Las Cocineras Yaquis

Las yowes o cocineras yaquis son como los secretos de la tierra, muy difíciles de descifrar pero con una belleza inmensa. Sus costumbres están marcadas por la fortaleza de su espíritu. Para ellas la cocina es arte y respeto a la naturaleza, los ritos y las tradiciones que marcan sus ciclos agrícolas y sus momentos de caza, como un himno de alabanza con gran profundidad ceremonial, un agradecimiento por lo que se les provee día a día.

- Fernanda Hernández

Los yaquis son un pueblo con costumbres arraigadas. Aquí los hombres jamás cocinan, ellos son los proveedores y las mujeres se encargan de las familias. Las pequeñas de la casa comienzan el aprendizaje de vista, hasta que a cierta edad heredan los sabores de casa. Cada pueblo cocina dependiendo del producto disponible de la zona en que se ubique, ya sea la costa, la sierra o el valle.

LOY ALURI: UN NUEVO ZAHORÍ DEL ALTAR

Texto Julio César Ortiz-Franco

En los tiempos que describe Steinbeck, la radioestesia era una de las profesiones mejor cotizadas. La actividad consistía en lograr localizar mantos acuíferos escondidos en el subsuelo a través del pseudopoder de la adivinación. Como herramientas, algunos zahoríes o dowsers usaban ramas, péndulos o varas metálicas. Debido a la carencia de agua, los agricultores estaban dispuestos a pagar un ojo de la cara por tener acceso al líquido vital para el cultivo y la subsistencia familiar. En su gran mayoría, estos fracasaban con la tarea, pero a veces uno que otro tenía la suerte de dar con un aguaje. Y ahí el zahorí se consagraba como el sabio del pueblo.

Aunque la cocina regional de Sonora siempre ha sido memorable e imponente, no ha logrado dar ese salto en propuestas de alta cocina, pero gracias al esfuerzo de Eloy dentro del Festival del Chef, Sonora está en la boca de todos.

La historia por su comienzo

Alexander Dumas en Los Mohicanos de París dice que cuando le llegaba un nuevo caso a Salvator, el protagonista de la serie, pegaba el grito Cherchez la femme dando a entender que la raíz de todos los casos siempre apuntaban a una mujer. Esto me recuerda a la señora Armida Rojo, abuela de Eloy, por quien él se ancló a Hermosillo.