Una novela criminal

Jorge Volpi exhuma el caso Florence Cassez e Israel Vallarta para demostrar, a manera de novela documental o de no ficción, que la verdad ha sido secuestrada.

- Por Alejandra Jarillo

Hay un “chiste” que el autor se permite contar para, lastimosamente, ejemplificar cómo actúa la policía mexicana: un agente del FBI, otro del Mossad y un miembro de la AFI compiten para demostrar cuál es la policía más eficiente del mundo.

Hemos soltado un conejo en la ciudad”, explica el juez a los tres agentes, “el que lo encuentre y lo traiga de vuelta en menos tiempo demostrará que su corporación es la mejor del mundo”.

El agente del FBI estudia los rastros y al cabo de dos horas trae de vuelta al conejo. El agente de Mossad husmea, investiga y atrapa al conejo en una hora. El agente de la AFI, sin prisa, regresa al cabo de 15 minutos. Sin embargo, no trae consigo un conejo, sino un enorme elefante cubierto de moretones y heridas, el animal, entre lágrimas confiesa: “Soy un conejo, soy un conejo, soy un conejo”…

Replico este pasaje de Una novela criminal, (Premio Alfaguara de Novela, 2018) para de entrada entender qué fue lo que pasó el 9 de diciembre de 2005 frente a nuestras pantallas de televisión. Una pareja de "secuestradores" es aprehendida en vivo, mientras sus tres víctimas son rescatadas por la policía, la AFI. Una escena cuyo protagonista es Genaro García Luna, jefe de la policía, bajo el mando del entonces presidente Felipe Calderón, él,asume el rol de héroe…

Los mexicanos, azotados por un crimen tan doloroso como el secuestro, veíamos en una escena, digna de Hollywood a los delincuentes que iban a pagar, por fin, por sus actos.