Crecer en Westeros

Sophie Turner y Maisie Williams, hermanas de sangre

El set de Game of Thrones resultó ser un semillero de nuevos talentos. Actores como Kit Harington, Emilia Clarke y Peter Dinklage encontraron ahí el trampolín para sus carreras internacionales. Sin embargo, los más pequeños hicieron más que eso: entraron como niños y salieron como adultos. Ése fue el caso de Sophie Turner y Maisie Williams, las hermanas Stark, quienes se integraron a la serie cuando tenían 12 y 13 años, respectivamente. Ahora de 21 y 23, las actrices enfrentan una paradoja: cuentan con una década de experiencia en el show más grande de todos los tiempos y, sin embargo, se hallan al inicio de su carrera.

La vida después de GOT… ¿hay nervios o alivio?

Sophie: Creo que un poco de ambos. Es el nerviosismo que viene de dejar algo que fue como tu red de seguridad durante diez años y a un personaje que fue tan bueno en tu carrera. Tener que llenar ese espacio abierto da nervios, pero también es liberador. Ahora tenemos los 12 meses del año libres para buscar un trabajo y no sólo cuatro (ríe).

¿Cómo fue crecer en un set como el de Game of Thrones?

Maisie: Me hizo cuestionar todo a mi alrededor, ahora creo que todas las paredes son falsas (ríe). En realidad aprendí cosas de la vida en el set que no aprendes, por ejemplo, en un salón de clases. Son las lecciones que vienen de conocer a muchas personas distintas e interesantes. Todos los que trabajaron en el show venían de distintos entornos, y ser capaz de llamarles amigos, eso es algo que no sucede cuando te quedas en un sólo lugar. Y eso, el que esas experiencias y encuentros me hayan moldeado y convertido en la persona que soy, me hace sentir muy agradecida.