<div style="page-break-before:always; page-break-after:always">La historia de c&oacute;mo la modelo brit&aacute;nica, Jean Shrimpton, lleg&oacute; a usar lo que parece ser un casco espacial color rosa en la portada de Harper&rsquo;s Bazaar para la edici&oacute;n de abril de 1965, es muy peculiar. En varias ocasiones, numerosas personas involucradas en la sesi&oacute;n (las codirectoras de arte de Bazaar, Ruth Ansel y Bea Feitler, la editora de moda China Machado e incluso Richard Avedon, quien fotografi&oacute; la portada) han contado una y otra vez su g&eacute;nesis pero &uacute;nicamente en pedazos y fragmentos. Dentro de la revista, &ldquo;el novedoso casco espacial en rosa paradisiaco&rdquo; es resultado del sombrerero neoyorquino Mr. John, mejor conocido como John P. John, quien hizo los sombreros de Vivien Leigh para Gone With the Wind. Lo curioso es que la prenda estilo caperuza que Shrimpton estaba usando (y se dice que Avedon odiaba) fue sustitida por una pieza brillante recortada de un pedazo de p&oacute;ster con la forma de casco. Para a&ntilde;adir m&aacute;s intriga al asunto, los parches lenticulares estaban adheridos a un n&uacute;mero limitado de copias encima del ojo derecho de Shrimpton, lo que hac&iacute;a parecer que estaba parpadeando. Avedon -el editor invitadohizo una extravaganza de la cultura Pop incluyendo a Bob Dylan, Paul McCartney, Roy Lichtenstein, Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Tom Wolfe, Renata Adler, Donyale Luna y un joven Kareem Abdul-Jabbar, entre otros, para celebrar su vig&eacute;simo aniversario con Bazaar. Lo hab&iacute;a concebido como un himno a las olas nacientes de cultura joven y revoluci&oacute;n social que estaban derrocando ideas antiguas en la d&eacute;cada de los 60. Fotografi&oacute; a Shrimpton en un verdadero traje espacial de la NASA, el cual Ansel dijo que fue clave en su articulaci&oacute;n de ese concepto. &ldquo;Ver a una mujer en un traje de astronauta era considerada una broma&rdquo;, le confes&oacute; a Vanity Fair en el 2009. &ldquo;Nadie pensaba que las mujeres llegar&iacute;an a orbitar el planeta. Shrimpton no se ve&iacute;a especialmente preparada para la gravedad cero, pero las chicas eran las musas principales de Avedon, y las estadounidenses ten&iacute;an grandes ambiciones, aunque &eacute;stas segu&iacute;an siendo descartadas&rdquo;. Esa noci&oacute;n -de que las mujeres deber&iacute;an apuntar hacia la luna, literalmente- ha sido encriptada en la esencia de Bazaar desde su creaci&oacute;n. La nueva exhibici&oacute;n, Harper&rsquo;s Bazaar: First in Fashion, en el Mus&eacute;e des Arts D&eacute;coratifs en Par&iacute;s, ofrece una examinaci&oacute;n profunda del papel de la revista al documentar y estructurar la historia de la moda. Pero de la misma manera explora la funci&oacute;n de Bazaar como plataforma para las mujeres -muchas de ellas editoras, directoras de arte, escritoras, fot&oacute;grafas, artistas, ilustradoras y dise&ntilde;adoras que han trabajado tras bambalinas para derribar puertas y borrar las fronteras. Ansel, Feitler y Machado lo hicieron. Ansel y Feitler fueron nombradas codirectoras de arte en 1963, cuando ambas eran veintea&ntilde;eras, y continuaron reformando la est&eacute;tica de la revista con una mezcla cin&eacute;tica de fotograf&iacute;as de alto concepto, ingenio gr&aacute;fico, astucia period&iacute;stica y rock &lsquo;n&rsquo; roll. Antes de que Machado se convirtiera en la editora de moda de Bazaar, fue una de las primeras modelos no cauc&aacute;sicas en aparecer en la revista. La edici&oacute;n de abril de 1965 es ahora considerada un art&iacute;culo de colecci&oacute;n; las copias con el ojo parpadeante son extremadamente raras. Cuando se fund&oacute; Harper&rsquo;s Bazaar, en 1867, a las mujeres no se les permit&iacute;a votar en elecciones federales en Estados Unidos (y no se les otorgar&iacute;a como derecho constitucional hasta 53 a&ntilde;os despu&eacute;s, con la aprobaci&oacute;n de la Enmienda XIX en 1920). Estamos viviendo un momento donde los problemas como igualdad de salarios, seguridad en la educaci&oacute;n y oportunidades profesionales para las mujeres siguen necesitando de defensa y activismo extremo. Y por eso, bajo el mando de su primera directora editorial, Mary Louise Booth (una autora, sufragista y traductora de textos antiesclavistas, quien tambi&eacute;n fue una de las primeras reporteras del New York Times), Bazaar defendi&oacute; la importancia de todas ellas.<div style="page-break-before:always; page-break-after:always">Al principio, la publicaci&oacute;n motivaba a las mujeres a ver m&aacute;s all&aacute; de los papeles tradicionales que les eran frecuentemente impuestos como hijas, esposas, madres y amas de casa; un art&iacute;culo de la edici&oacute;n de agosto de 1871, llev&oacute; esto al l&iacute;mite refiri&eacute;ndose a ese tipo de restricciones como un tipo de &ldquo;cautiverio&rdquo;. En vez de eso, la revista desafi&oacute; a las mujeres a pensar en sus vidas y destinos como temas en los que ten&iacute;an el poder de definir por ellas mismas e incluso cambiar.Los tipos de voces femeninas que Bazaar conquist&oacute; comenzaron a florecer verdaderamente en los a&ntilde;os veinte, cuando la revista public&oacute; el trabajo de mujeres como Dorothy Parker, Virginia Woolf, Vita Sackville-West y Anita Loos, cuya novela Gentlemen Prefer Blondes apareci&oacute; por primera vez como una serie. Contaban historias de mujeres individuales pavimentando su propio camino.<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540101865.jpg" owidth=336 oheight=446" />El nombramiento de Carmel Snow como directora editorial en 1934 (posterior a una sucesi&oacute;n de seis editores hombres en el transcurso de dos d&eacute;cadas) fue transformativo. Snow, con la editora de moda Diana Vreeland, cultivaron un enfoque de la moda que trascend&iacute;a al &eacute;nfasis de la ropa por encima de las mujeres que la portaban. Convenientemente, el descubrimiento de Vreeland, hecho por Snow, se aline&oacute; con esa perspectiva: Snow la detect&oacute; una noche en 1935 bailando en la azotea del hotel St. Regis. Para Snow, exist&iacute;a una mitolog&iacute;a y una psicolog&iacute;a en la moda que tambi&eacute;n ten&iacute;a sus cimientos sobre la manera en que las mujeres viv&iacute;an sus vidas; no estaba haciendo una revista sobre ropa, sino sobre c&oacute;mo las mujeres la usaban, qui&eacute;nes eran las que portaban esa indumentaria y c&oacute;mo dichas prendas reflejaban sus deseos y ambiciones.<div style="page-break-before:always; page-break-after:always">En ese momento, cuando la fotograf&iacute;a era dominada por hombres, Snow y Vree land contrataron a una serie de mujeres que quer&iacute;an colaborar con Bazaar: Toni Frissell, Louise Dahl-Wolfe, Lillian Bassman, Lisette Model y Karen Radkai, entre otras. Todas y cada una de ellas fueron fundamentales para establecer el lenguaje visual y el punto de vista de moda de la revista. Bajo el mando de la editora de ficci&oacute;n Mary Louise Aswell, quien trajo a Truman Capote a la edad de 20 a&ntilde;os, la revista public&oacute; a escritores modernos con voces realmente singulares como Jane Bowles, Colette, Janet Flanner, Patricia Highsmith y Carson McCullers.<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540101948.jpg" owidth=288 oheight=404" />Incluso las modelos de Bazaar reflejaban esa sensibilidad. Despu&eacute;s de aparecer en la portada de la edici&oacute;n de marzo en 1943, Betty Joan Perske gan&oacute; su primer papel cinematogr&aacute;fico en To Have and Have Not, de Howard Hawk y cambi&oacute; su nombre a Lauren Bacall. Dorian Leigh era una madre divorciada de 27 a&ntilde;os, proveniente de Texas, quien hab&iacute;a mentido respecto a su edad para trabajar. La astuta hermana menor de Leigh, Suzy Parker, tambi&eacute;n era una modelo, quien fue una de las inspiraciones para el personaje de Audrey Hepburn en Funny Face. Otra mujer de cabecera, era una de melena oscura con un diente quebrado llamada Dorothy Virginia Margaret Juba, nombrada Dovima (tambi&eacute;n, una de las musas de Avedon), por una amiga imaginaria que hab&iacute;a inventado mientras tuvo fiebres reum&aacute;ticas cuando era tan s&oacute;lo una ni&ntilde;a.La sucesora (y sobrina) de Carmel Snow, Nancy White, confront&oacute; las revoluciones de los sesenta con la ficci&oacute;n de Susan Sontag; la fotograf&iacute;a de Diane Arbus, Inge Morath y Deborah Turbeville; y contratando al antiguo cisne de Capote, Gloria Guinness, para escribir una columna donde abordaba temas controvertidos como sexo, pornograf&iacute;a y la pastilla anticonceptiva.<div style="page-break-before:always; page-break-after:always"><img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540101646.jpg" owidth=317 oheight=411" /><div style="page-break-before:always; page-break-after:always">1. LA PRIMERA DIRECTORA EDITORIAL DE HARPER&rsquo;S BAZAAR, MARY LOUISE BOOTH, CIRCA 1860. 2. RUTH ANSEL, COEDITORA GR&Aacute;FICA DE LA REVISTA EN LOS SESENTA. 3. PORTADA DE ENERO DE 1970 BAJO LA DIRECCI&Oacute;N CREATIVA DE RUTH ANSEL Y BEA FEITLER. 4. LA DIRECTORA EDITORIAL DE HB ESTADOS UNIDOS, GLENDA BAILEY, EN UNA FIRMA DE AUT&Oacute;GRAFOS DEL LIBRO HARPER&rsquo;S BAZAAR 150 YEARS: THE GREATEST MOMENTS, EN 2017.<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540225335.jpg" owidth=477 oheight=490" /><div style="page-break-before:always; page-break-after:always">R&aacute;pidamente, las mujeres como Lauren Hutton y la ex asistente de Vreeland, Ali MacGraw, estaban ofreciendo una marca de estilo personal m&aacute;s nueva e independiente, y las editoras de moda como Carrie Donovan y Nonnie More estaban reorganizando la cobertura de la revista para abordar carreras de alto perfil y vidas multifac&eacute;ticas que las mujeres estaban liderando en los setenta y en los ochenta.<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540225539.jpg" owidth=547 oheight=352" />La llegada de Liz Tilberis en 1992 coincidi&oacute; con el surgimiento de las supermodelos: Linda, Christy, Naomi, Cindy. Pero el diagn&oacute;stico de c&aacute;ncer ov&aacute;rico de Tilberis (enfermedad que finalmente acabar&iacute;a con su vida), poco m&aacute;s de un a&ntilde;o despu&eacute;s de adquirir el puesto, la inspir&oacute; a contar intr&eacute;pidamente su propia batalla en las p&aacute;ginas de Bazaar para concientizar los problemas de salud de las mujeres como parte fundamental de la misi&oacute;n de la revista. La amistad de Tilberis con la Princesa Diana y Hillary Clinton tambi&eacute;n le dio a las lectoras un inusual vistazo detr&aacute;s de las pasiones y vulnerabilidades de dos f&eacute;minas poderosas. En una entrevista de 1995 con Tilberis, Clinton presagi&oacute; su declaraci&oacute;n en la Conferencia de las Naciones Unidas de las Mujeres en Beijing durante septiembre de ese a&ntilde;o afirmando que &ldquo;los derechos de las mujeres son derechos humanos&rdquo; y expres&oacute; su esperanza de que a las mujeres del futuro se les brindar&iacute;a la oportunidad de libre y orgullosamente &ldquo;armar sus propias vidas&rdquo; (una frase tomada de la autora Mary Catherine Bateson).<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540225627.jpg" owidth=412 oheight=284" />En la edici&oacute;n de noviembre del 2004, la directora editorial de Harper&rsquo;s Bazaar, Glenda Bailey, public&oacute; una historia fotografiada por Peter Lindbergh que representaba a Ellen DeGeneres como la primera presidenta de Estados Unidos. En el texto acompa&ntilde;ante, DeGeneres recitaba algunas de las razones por las que quer&iacute;a ver a m&aacute;s mujeres involucradas en la pol&iacute;tica. Entre ellas: &ldquo;Los ciudadanos se ahorrar&iacute;an mucho dinero porque no tendr&iacute;an que pagarle tanto a un presidente de sexo femenino, de hecho ser&iacute;a aproximadamente el 27% menos [la diferencia actual de salarios en Estados Unidos]&rdquo;, brome&oacute; DeGeneres al respecto. Eso fue una d&eacute;cada antes de que Clinton ganara la nominaci&oacute;n democr&aacute;tica para la presidencia en 2016, convirti&eacute;ndose en la primera persona del g&eacute;nero femenino en ser l&iacute;der de unas candidaturas principales.<div style="page-break-before:always; page-break-after:always"><img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540225732.jpg" owidth=278 oheight=403" /><div style="page-break-before:always; page-break-after:always">Un sello distintivo de Bazaar, bajo la direcci&oacute;n de Bailey, ha sido el rango de mujeres a quienes les ha dado plataforma, desde Cardi B hasta Nancy Pelosi. Hablando &uacute;nicamente del a&ntilde;o pasado, la revista se ha convertido en un medio en donde una gran variedad de mujeres, con diferentes historias y una diversidad de perspectivas y experiencias, pueden expresarse libremente y coexistir en armon&iacute;a, siempre explorando nuevas posibilidades.<img src="https://magarticles.magzter.com/articles/7560/418360/5e722ac529e6d/1584540225686.jpg" owidth=242 oheight=295" /><div style="page-break-before:always; page-break-after:always">1. KARL LAGERFELD CON LIZ TILBERIS, EN 1999. 2.RETRATO DE CARMEL SNOW, CIRCA 1955. 3. EXHIBICI&Oacute;N DE LA FOT&Oacute;GRAFA LOUISE DAHL-WOLFE EN EL FASHION AND TEXTILE MUSEUM DE LONDRES, EN 2017. 4. DIANA VREELAND, CIRCA 1977. 5. LA FOT&Oacute;GRAFA LILLIAN BASSMAN EN UNA EXHIBICI&Oacute;N EN SU HONOR CON LAS IM&Aacute;GENES QUE PUBLIC&Oacute; EN HARPER&rsquo;S BAZAAR. 6. CAMILLA AKRANS, RECONOCIDA FOT&Oacute;GRAFA, QUIEN HA CONTRIBUIDO EN A&Ntilde;OS RECIENTES PARA LA REVISTA (HISTORIA DE MODA ADJUNTA DE SU AUTOR&Iacute;A). 7. LA IC&Oacute;NICA FOTO &ldquo;DOVIMA WITH ELEPHANTS&rdquo;, DE RICHARD AVEDON, EN EL WHITNEY MUSEUM DE NUEVA YORK.

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