Ya venamos avisando con reiteracin en artculos anteriores que algo muy serio estaba pasando con el corzo, sin que ni representantes de cazadores, ambientalistas ni administraciones responsables se estuvieran dando por aludidas. La realidad constatada es que laspoblaciones corceras, al menos en el cuadrante noroccidental de la Pennsula, han pegado un bajn espectacular.
Apuntamos con ante-lación la problemá-tica en ciernes en ar-tículos referentes a la caza de corzas y gestión de corzos: 2015, 2016 y 2017, así como al problema de abundancia y depredación del lobo sobre esta especie: 2013, 2015, 2017 y 2018. Ahora, ya lo tenemos aquí. Desgraciadamente, las previsiones se han cumplido de manera mucho más rápida y profunda de lo esperado. En el área que más co nozco y pisoteo, partes orientales de la montaña de Orense y Lugo, la otrora abundancia, incluso exagerada, de la población corcera, se ha tornado en la desaparición casi total, donde resulta realmente difícil ver uno. En la zona donde habitualmente cazo esta especie, he experimentado en un par de años desde elegir cuidadosamente a cuál tirar, seleccionando machos viejos y renunciando a abatir buenos trofeos, pero con elevadas expectativas de evolución venidera, en otras palabras, de poder cumplir sobradamente el generoso cupo, a no ver uno, ni macho ni hembra.
Esta historia es de la edición Noviembre 2018 de Caza Mayor.
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