OTRO ALMACÉN PARA EL APOCALIPSIS

Tras el Banco Mundial de Semillas de Svalbard llega el Archivo Mundial Ártico, una bóveda subterránea que guardará casi todo el software libre existente.

- Ángel Jiménez de Luis

El archipiélago Svalbard es uno de los puntos más remotos del planeta, una colección de frías e inhóspitas islas del océano Ártico que desde hace justo un siglo dependen de Noruega. Menos de 3,000 personas viven en las tres que hay pobladas, y allí la temperatura media sólo supera los cero grados centígrados durante tres meses del año. Los vikingos conocían la región, cubierta en 60% de hielo, como la orilla fría. Pero si un día se produce el colapso de la civilización, si un cataclismo –un supervolcán, un meteorito, una Tercera Guerra Mundial...– acaba con la sociedad tal y como la conocemos, a este lugar a unos 800 kilómetros del Polo Norte es al que los supervivientes deberían dirigirse para reconstruir el mundo.

En Svalbard, la isla principal, se encuentra el banco mundial de semillas, una cámara inaugurada en 2008 que contiene casi 500 millones de semillas de más de un millón de especies vegetales diferentes. Se trata de un proyecto financiado en parte por la Fundación Bill y Melinda Gates y el propio Gobierno de Noruega para asegurar la supervivencia de muchos tipos de plantas, amenazadas por el cambio climático y la agricultura industrializada. Este tipo de bancos de semillas son relativamente comunes: hay más de un millar repartidos por todo el orbe y de forma rutinaria prestan su contenido a agricultores para repoblar zonas afectadas por guerras, incendios y otras tragedias. Sin embargo, las condiciones de Svalbard hacen de este almacén concreto una especie de archivo canónico, una copia de seguridad maestra de las plantas del planeta.