Silla

Considerada la pieza de mobiliario más importante, las sillas representan aspectos sociales e históricos de las culturas que las producen.

Hace tiempo las sillas dejaron de ser simples objetos utilitarios para convertirse en algo más: arte, representación del rango o estatus de una persona, moda y decoración, despliegue tecnológico e innovación. Por curioso que resulte, estos muebles simples –que sólo constan de asiento, pueden tener o no respaldo y algún tipo de patas o soporte– han sido piezas centrales en exposiciones de museo. En México, el Centro Cultural Tijuana, por ejemplo, abrió sus puertas en 2017 a una exhibición de sillas, objetos cotidianos fabricados para ser usados, no para ser contemplados. Toda proporción guardada, una exposición así recuerda el acto irónico y controversial del artista francés Marcel Duchamp (1887-1968) al colocar un urinario de porcelana en una sala de museo. Dadas las ínfulas artísticas que han acumulado las sillas, el coleccionista Ted Wells, de la exposición de Tijuana, tuvo que explicar lo obvio: que para él no son objetos artísticos, sino muebles para sentarse, aunque también agregó que estos muebles tejen puentes entre culturas y borran fronteras ya que conectan a la humanidad al compartir la necesidad de encontrar sitios cómodos donde sentarse y convivir.