Cataluña: Ruta kilo a kilo

Hay viajes que no se miden en kilómetros ni en días, sino en kilos de peso. Una escapada al sur y al oeste de Cataluña es uno de ellos. Viñas, pescado, arrozales, vermut… Comer y beber son otra forma de descubrir la zona

- Por Mar Calpena

Decía Josep Pla que la gastronomía es el paisaje en el plato, y aunque seguramente lo escribiera pensando en su querido Empordà, la frase es plenamente aplicable si nos movemos en dirección opuesta a él desde Barcelona. Sin salir de la misma provincia de la gran urbe, hay entornos donde la viña se expande hasta donde llega la vista, y que parecen estar aún en otro tiempo más tranquilo. La bodega Albet i Noya, en Subirats, es uno de estos lugares. Aunque la familia Albet trabaja la misma finca desde 1903, tras el enorme desastre que supuso para las vides de toda Europa la plaga de la filoxera, destaca precisamente un cierto interés por volver al pasado. La recuperación de variedades autóctonas y el cultivo biodinámico marcan unos ritmos lentos que se pueden disfrutar dejando pasar las horas en torno a una mesa a las puertas de Can Vendrell, la casa en que la familia lleva cuatro generaciones. Algo más allá, en Sant Sadurní d’Anoia, el vino se viste de tiros largos y se convierte en cava. En la entrada misma está Cal Feru, un antiguo despacho de licores reconvertido ahora en una de las tiendas más importantes del mundo especializadas en cavas y otros vinos espumosos. En la parte de abajo, en una bodega que actúa como sala de catas, jugamos a descubrir un poco este tipo de vino, maridándolo con chocolate. No llevamos ni doce horas de viaje y ya nos aprietan los pantalones.