Todos Santos, Baja California Sur, es un lugar considerado un oasis mexicano. La meseta rodeada del azul del mar ha hipnotizado a artistas y extranjeros a tal punto que deciden quedarse a vivir, pero la realidad es que edificar una vivienda en medio del desierto es una odisea, como lo descubrió el grupo de arquitectos María Gómez Héctor Coss Giovanni Ocampo.
Un par de familias que forman parte de su grupo de amigos) poseía un terreno de 368.76 metros cuadrados. Al darse cuenta del estilo de vida que podían tener en el pueblo, decidieron usar el pedazo de tierra para convertirlo en su casa.
Por su amistad, decidieron que ambas viviendas ocuparan el mismo espacio, pero habitando de manera independiente. Para hacer realidad esta paradoja recurrieron al grupo de arquitectos, que se encontró con más retos.
Héctor Coss reconoce que la ubicación del terreno y el entorno mostraban las complejidades. El protagonista en Casa Santos es el desierto, donde predominan las cactáceas y el mar, no así los desarrollos de inmuebles. La solución no fue pelear con el entorno, sino adaptarse a él.
Crearon un inmueble que funcionara como una extensión del desierto: sentir los cambios de temperatura que generan a diario el sol y la noche, así como mostrar los colores que tiñen la arena y esto, llevarlo al interior de las viviendas.
Esta historia es de la edición Diciembre 2022 - 1298 de EXPANSIÓN.
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