Comidas frías Guía para que te refresquen y te sienten bien

En verano seguimos una dieta más rica en frutas, verduras y hortalizas, ya sea en forma de ensaladas, sopas frías o cremas. Pero si no quieres que este cambio afecte a tu digestión, ¡toma nota!

EN verano buscamos platos ligeros y que nos refresquen. Por ello nos suelen apetecer más comidas frías de las que hacemos en el resto del año. Sin embargo, este cambio de dieta, en principio muy saludable, puede producir molestias intestinales. ¿Sabes por qué?

Un problema común

En el proceso de digestión el estómago puede llegar a más de 40 grados de temperatura. Comer alimentos fríos enlentece su funcionamiento, lo que podría causar problemas de estreñimiento, flatulencias, acidez o simplemente de vientre hinchado. Y es especialmente molesto en el caso de la cena, debido a que nuestro cuerpo reduce su metabolismo cuando dormimos. ¡Apunta estos consejos y cuida tu digestión este verano!

1 Cuidado con las bajas temperaturas

Recuerda sacar siempre los alimentos media hora antes de comer, porque tanto la comida como las bebidas muy frías interfieren en la digestión, ya que irritan la mucosa digestiva. Además, lo mejor es ordenar los platos de más fríos a más calientes, es decir, primero las cremas y ensaladas y luego los platos calientes. ¿Las bebidas? Siempre al principio.

2 Ensaladas a medida

Son sin duda las reinas del verano. Para mejorar la asimilación de las ensaladas, acompáñalas de germinados, zanahoria e incluso trocitos de manzana, que normalizan la producción de jugos gástricos. También puedes añadir algo de proteína, como pechuga de pollo, que estimulará la secreción de gastrina, necesaria para la buena digestión. Y si a pesar de esto, no consigues aligerarla, es mejor que tomes la ensalada de un solo ingrediente, como por ejemplo, tomate o endivias.

Ojo con los crudos