Everybody Loves Toronto

Ésta no es una historia de amor entre una chica y un chico; es un verdadero relato romántico entre Toronto y mi fasci nación por la belleza que irradia.

- Kenia Rivera

En el mundo existen dos tipos de personas: están los que creen que no se puede amar a más de una persona a la vez y los que sienten y piensan que el amor debe ser compartido para poder gozarse. Yo pertenecía al primer grupo hasta que pisé Toronto, la ciudad más grande y cosmopolita de Canadá y el amor de la vida de muchos.

Toronto es para compartirse, para probarse y enamorarse porque es una ciudad increíblemente multicultural: el corazón del país de maple y, al mismo tiempo, la ciudad donde se hablan más de 100 lenguas distintas; donde puedes comer algo americano, vietnamita, español, francés o mexicano; donde puedes probar los mejores whiskies, vinos, cervezas y sidras; lugar con gran arte en cuanto a grafiti donde hablas inglés pero también francés; donde disfrutas tradición y vanguardia; Toronto, en suma, es simplemente el amante perfecto.

La primera cita

Me puse mis mejores prendas de verano, el clima era perfecto para un paseo urbano y Toronto me esperaba ansioso. Como el amor comienza en el estómago, para conocernos un poco más, mi primer acercamiento a esta grandiosa ciudad fue a tra vés de Culinary Adventures Co., compañía de experiencias gourmet que me llevó a un recorrido por seis paradas llamado Brunch Tour of Queen and King Street West. ¿El objetivo? Que Toronto me deleitara el paladar.

Para arrancar la cita, el punto de reunión se dio en Portland Variety, cafetería local con estilo europeo donde hornean las galletas más famosas de la región, delicias con chocolate líquido en su interior tan suaves que sientes el esplendor de su textura perfecta.