CDMXXX – Lugares bizarros para co*er en la ciudad

La ciudad se abre dispuesta a la bandita chilanga, que es alegre, entrona, siempre lista para gozar más allá de la cama. Dónde hacerlo es lo de menos: calles, parques y baños son buenos cuando de gozar se trata… ¿Qué sucede cuando el placer toma la calle?

- Por Andrea Mireille

Todo empieza con una mirada, un inesperado roce o un beso chiquito en apariencia inocente. El pulso se eleva, la respiración comienza a agitarse, la ropa a revolverse y el deseo a intensificarse. Es entonces cuando estacionamientos, azoteas, probadores, parques, baños, camiones o cines se convierten en sitios ideales para dar rienda suelta a las más altas, bajas y extremas pasiones.

La vida es una tómbola, se sabe, y más en esta ciudad, que también es una ruleta, una pirinola sexual: todxs dan, todxs ponen, a la calentura chilanga nada la detiene. Ni la inseguridad ni el incomprensible clima, tampoco el covid-19 ni los cubrebocas. La ciudad está caliente, dispuesta, y resulta muy fácil entregarse a los placeres que ofrece. Sus habitantes van, regresan y se vienen en prácticamente todas las áreas de la ciudad, cuyos puntos urbanos de placer quedan expuestos en foros y redes o pasan de boca en boca.

Dónde hacerlo es lo de menos, el chiste es entrarle a todo. Si de coger se trata, cualquier lugar es bueno. Parece que todo vale para apagar el deseo. Además, la calle y el orgasmo son de quienes los trabajan: las piernas se abren y los genitales se acoplan en los sitios más insospechados.