Al pulpo enamorado
Food & Wine en Español|Marzo 2020
Esta receta acapulqueña y casera guarda los secretos para cocinar pulpo y gratos recuerdos de la autora.
MARGOT CASTEÑEDA
Al pulpo enamorado


VIVIR ES DIFÍCIL. Levantarse de la cama cada día, contra la gravedad y contra los sueños, duele. Las mañanas –unas más que otras– pesan y, como plomo, pesa el cuerpo también; aunque hay días en los que resulta fácil brincar de la cama y, descalza, abrir las cortinas para ver si hay sol. Esos días se llaman domingo. ¡Ah, el día sagrado que brilla como una risa suelta! Empieza flemático e imperturbable, lejano a la angustia en la que vivimos de lunes a sábado y cercano a la calidez de la somnolencia sin prisa. Es el mejor de la semana, no sólo por el sosiego que nos regala sino porque es el día de comer delicioso, con opulencia, soltura y pachorra.

Una necesita repararse en domingo. Para mí, una manera es comer rico y soltar la panza.

Lo supe hace poco, pero esa creencia que ya tengo encarnada se la heredé a mi padre. Hombre recio como un cinturón de piel, compacto de cuerpo y de corazón y responsable hasta el tuétano, Miguel sobrevivió liado de lunes a sábado con los baches en las calles, el estrés del dinero y las traiciones del corporativo; pero vivió sus domingos en la cándida esperanza de repararse con una comilona pletórica.

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