La estructura del agua puede cambiar con el sonido, las emociones y los pensamientos Memoria del agua

¿Qué podemos decir hoy de las investigaciones del doctor Masaru Emoto (Japón, 1943-2014)? Sus conclusiones están avaladas por microfotografías electrónicas que demuestran que una simple frase, emoción o pensamiento puede cambiar la estructura del agua. Un revolucionario y controvertido descubrimiento con interesantes aplicaciones terapéuticas.

El agua se puede activar, cromatizar, energetizar, dinamizar, magnetizar, ionizar, polarizar, oxigenar, ozonizar, solarizar, sonorizar, etc. Sabíamos que el agua es fundamental para la existencia de la vida en la Tierra, que de ella depende nuestra salud y que, tratada de diferentes modos, puede curarnos de múltiples dolencias.

También se nos explica que el agua tiene una especie de «memoria» donde almacena la información que le reportan los campos magnéticos generados por las sustancias –plantas, flores, etc.– con las que entra en contacto. Gracias al investigador japonés Masaru Emoto se llevó a cabo un paso más en el conocimiento del elemento que compone el 70% de nuestro cuerpo y de nuestro planeta: la voz, los pensamientos y las emociones humanas ¡pueden alterar su estructura molecular! Para demostrarlo realizó más de diez mil fotografías a lo largo de numerosos años de investigación, algunas de las cuales pueden contemplarse en los dos volúmenes de su libro Mensajes del agua.

Mensajes en el agua

En 1994 Emoto tomó unas muestras de agua de una fuente de agua pura situada en su país, congeló unas pocas gotas, las examinó bajo un microscopio electrónico de campo oscuro y las fotografió. Una vez reveladas, las fotografías mostraron un hermoso hexágono cristalino parecido a un copo de nieve. Emoto tomaría entonces agua de un río contaminado, la congeló, fotografió unas gotas y comprobó que la imagen que aparecía en ellas era la de un turbio patrón sin forma reconocible, algo completamente desestructurado. Ahí empezó todo.